En Living Dead in Dallas, Sookie Stackhouse se encuentra en una racha de mala suerte. Primero, su compañera de trabajo es asesinada y a nadie parece importarle. Luego, se encuentra cara a cara con una criatura bestial que le da un latigazo doloroso y venenoso. Entran los vampiros, quienes gentilmente succionan el veneno de sus venas (como si no lo disfrutaran). El caso es que le salvaron la vida. Entonces, cuando uno de los chupasangres le pide un favor, ella cumple. Y pronto, Sookie está en Dallas usando sus habilidades telepáticas para buscar a un vampiro desaparecido. Se supone que debe entrevistar a ciertos humanos involucrados. Solo hay una condición: los vampiros deben prometer portarse bien y dejar a los humanos ilesos. Más fácil decirlo que hacerlo. Todo lo que se necesita es una deliciosa rubia y un pequeño error y Sookie es perseguida por un vampiro muy sexy y un monstruo muy mortal.
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