En este ensayo, Jean-Paul Sartre define su concepción de la filosofía existencialista. Tras distinguir dos corrientes existencialistas, una cristiana y otra atea, de la que él mismo se reclama, Sartre parte de una definición básica: la existencia precede a la esencia. Este libro es una reflexión profunda sobre la libertad, la responsabilidad y la condición humana, explorando temas como la angustia, la elección y el compromiso.
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