En este libro, Claudine Vegh presenta las historias de niños judíos huérfanos cuyos padres murieron en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. A través de entrevistas, los niños, que tenían entre cinco y trece años en ese momento, comparten sus experiencias y el impacto duradero de la pérdida. El libro explora temas de duelo, memoria y la dificultad de seguir adelante después de una tragedia tan profunda.
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