En 1897, la ciudad de Nueva York se encuentra en un momento caótico y de gran crecimiento. Las bandas criminales operan con total impunidad, controlando barrios donde la prostitución, las drogas y los robos son males menores. Los métodos de investigación policial están en pañales y la estrechez de miras es común en todas las capas sociales. Lazslo Kreizler, el alienista que revoluciona a la policía de Nueva York con sus métodos poco ortodoxos, asume extraoficialmente la investigación del rapto de una niña, la hija del secretario del cónsul español. Este caso presenta dos dificultades añadidas: el conflicto político-económico en España está al rojo vivo y todo indica que el rapto ha sido cometido por una mujer, una sofisticada asesina de niños.
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